Para darte mi vida (UA de Decisiones)

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FANFIC: Decisiciones (UA basado en Moonlight TV Serie)

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TITULO V: Para darte mi vida

AUTORES: Mrs. Hudson & Maky (en colaboración)
GENERO: (Mick/Beth) Basado en Moonlight.
CATEGORIA: No menores de 13 años
CLASIFICACION: Universo Alterno, comedia y romance (con un poco de WAFF-ANGST)
PERSONAJES: Mick/Beth (OTP One-True-Pairing). Mick/Beth/Josef (un poco de OOC Out-Of-Character) y algunos OMC (Original Male Characters) y OFC (Original Female Characters).

ADVERTENCIA/SPOILER: Se desarrolla en el futuro, después de "Sonata" (S0116).

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DISCLAIMER:

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Esta historia está basada en situaciones, argumentos y personajes creados originalmente por Trevor Munson y Ron Koslow.

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Warner Bros. Television y Silver Pictures Co. son los propietarios de los Derechos sobre la serie de televisión Moonlight. No es nuestra intención vulnerar derechos de autor o de propiedad sobre ellos.

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No obstante, todo el contenido que se presenta a partir del presente momento es propiedad intelectual inequívoca de sus autoras, quienes poseen todos los derechos sobre las mismas y su obra se encuentra protegida por los derechos de Propiedad Intelectual vigentes.

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NOTAS DE LAS AUTORAS - ACLARATORIAS PARA LA LECTURA:

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Esta historia es un fanfic desarrollado en un Universo Alternativo, es necesaria la lectura de la NOTA INTRODUCTORIA para poder ubicar adecuadamente el tiempo en el cual se desarrolla.

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"Decisiones" corresponde a un conjunto de 5 historias -separadas en igual número de Títulos- que se entrelazan y complementan las unas a las otras.

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Para darte mi vida , es el quinto y último Título del Fanfic "Decisiones", para facilitar su lectura se ha subdividido en 5 Partes. Es narrada en tercera persona, pero haciendo uso de las narraciones en 1era persona (siguiendo el espíritu de la serie en la cual está basada). Los narradores en 1era persona corresponden con los personajes principales (Mick St. John & Beth Turner) y para la mejor comprensión hemos optado por presentar estas narraciones (equivalentes a los pensamientos internos de los personajes) de la siguiente manera:

Letras en color Rosa: Pensamientos de Beth Turner (o si se tratara de la TV, esto sería su VO)
Letras en color Azul: Pensamientos de Mick St. John (o si se tratara de la TV, esto sería su VO)
Letras en color Amarillo: Notas hechas por las autoras y que son de interés para ser tomadas en cuenta por el lector y que influyen directamente sobre el desarrollo de la trama.
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VIDEO REGALO:

... Antes de la lectura... invitamos a que tomen 3.47 minutos de su tiempo para mirar el tema que da nombre a la historia que cierra el Universo Alterno de Decisiones... Este es un Clip que demuestra que hasta los Vampiros pueden Bailar merengue siempre y cuando esten bien acompañados...

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Tema: Para darte mi vida
Intérpretes: Mili Quesada & Elvis Crespo
Video-Edición: M&M (Mrs.Hudson & Maky)

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TOMADO DE: “DECISIONES”
(Parte III: EL RE-ENCUENTRO)

Por: Mrs. Hudson & Maky

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-Su nombre es Elliot…- susurró Beth tal y como si hubiese podido leer las preguntas en la mente de Mick – hace 3 días cumplió 30 meses…- continuó hablando mientras liberaba al pequeño en el suelo para ir a buscarle un cambio de ropa.

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-Es un hermoso niño Beth…- Mick se sintió atraído al pequeño quien lo miraba con la misma intensidad, por un momento no sabía si tenías ganas de hacer más preguntas o simplemente abandonar el lugar.

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-Si, Elliot es muy bello Mick… es lo más sorprendente que me ha pasado en la vida… después de ti… por supuesto…- ella se redujo para volver a capturar al niño entre sus brazos y cambiarle su camisa manchada de helado- Elliot ha sido mi razón para vivir desde el mismo día que supe que estaba allí… - lo tomó maternalmente y se puso de pie a una mínima distancia de Mick- Es hermoso… el regalo más grande, más puro y maravilloso que alguien puede recibir… es un milagro…es más de lo que pedí para ser feliz… él lo vale todo… Mick… un hijo puede enseñarte tantas cosas…-

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-Un hijo fue lo único que siempre desee en mi vida…-
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-Lo sé… recuerdo que me dijiste lo mucho que querías una familia…-

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-No sabes cuánto hubiese querido tenerla…- respiro profundo con un claro sentimiento de nostalgia – Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, ¿eh?-

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-Entiendo el sentimiento Mick… no te imaginas cuanto… pero creo que a pesar de todo… a ti y a mi aún nos falta tanto por aprender…- Beth alargo una mano para acomodar un mechón del cabello de Mick que estaba estorbando en su cara – Mick… éste pequeño… esté niño… podría enseñarte muchas cosas: A ponerte contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo, a no desfallecer... él sabe exigir todo con mucha fuerza, especialmente si es algo que en el fondo realmente desea… Elliot es un pequeño muy insistente…-

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-Debe ser que se parece a su madre- Mick le dio una media sonrisa, le empezaba a resultar muy difícil el poderle ocultar su evidente tristeza.
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-Posiblemente se parece un poco a mí, pero créeme cuando te digo que se parece más a su padre: Es solitario, sensible, leal… y quiere entenderlo todo…-la madre acaricia a su hijo con tal ternura que era imposible para Mick no sentir que estaba sobrando en ese lugar.

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-¿Y dónde está su padre Beth?- preguntó Mick conmovido.

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-El padre de Elliot? – repitió Beth inmutable.

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-Si Beth… ¿dónde está?- Mick buscó los ojos de Beth en espera a su respuesta.

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-Está aquí Mick - Beth levantó la mirada para encontrar los ojos de Mick que estaban transparentados por el llanto contenido – El padre de Elliot se encuentra en este momento, justo frente a mis ojos…-
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(Mick) Cuando amamos no tenemos ninguna necesidad de comprender lo que sucede, porque todo pasa a suceder dentro de nosotros y es que el amor es una realidad tan inconmensurable que sólo la aceptamos como verdad cuando primero la negamos desde el fondo del alma.
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PARA DARTE MI VIDA

Parte I: Cálido y Frío

Por: Mrs. Hudson & Maky

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Estamos tan juntos y, sin embargo, estamos muriendo de soledad.
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(Leo Buscaglia)

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(Mick) Estaba haciendo un enorme esfuerzo para mantenerme de pie… no podía hablar, pero de haber podido, tampoco hubiese sabido qué decir… No conocía alguna palabra que describiera lo que estaba sintiendo.

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Tras aquella confesión, Beth sólo esperaba de Mick una respuesta cualquiera… pero, muy en contra de sus deseos, el silencio había llenado el espacio entre los dos y su corazón comenzó a abatirse. Los ojos de él estaban inundados por lágrimas que se negaban a salir, aún así, en su rostro, era imposible leer cualquier emoción: No había una sonrisa, ni un gesto de desaprobación… ella, simplemente, no conseguía entender nada…. Aquel silencio resultaba una cruel agonía.

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(Mick) Mi mundo está lleno de preguntas que no puedo responder, sentimientos que no sé cómo manejar… me negué por tantos años al cariño de alguien más… había intentado no aferrarme a nada ni a nadie… y precisamente en este momento entendí que todo ese esfuerzo había sido en vano… ¿pero saben qué?... ¡No me importa!… ¡Me sentía locamente afortunado!. Estando allí, frente a Beth… con MI Beth… la mujer que me enseñó el verdadero significado del amor y que estaba llevando en brazos a nuestro hijo… ¡Santo Dios!, nuestro propio bebé…una parte de los 2… era como si de repente todo lo posible y lo imposible se quedara fuera de este lugar en donde solamente cabíamos los 3…

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- ¡Mick!… - Llamó su atención a pesar de la sensación creciente de tristeza que ya había tomado lugar en su interior – Creo que es hora que te vayas…- prosiguió hablando mientras salía de la habitación llevando a su hijo en brazos. Caminó en dirección al comedor y colocó a Elliot en un corral que estaba muy próximo a la entrada hacia la cocina. Se quedó de rodillas junto al corral, tomó un par de respiros, levantó los ojos para contener el llanto, contempló el rostro de su bebé y después susurró – Tengo que prepararle a mi hijo su comida… ¿harías el favor de marcharte?...- Se puso en pie y caminó en ésta oportunidad hasta llegar a la cocina…
Procurando alejarse lo suficiente de la vista de Mick… manteniéndose fuera de su camino, para cuando él por fin saliera de allí…
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Él se había quedado a solas en el cuarto de su hijo, inseguro de aquella reacción. De un instante a otro, las cosas pasaron de un estado de “éxtasis contenido” a un “completo desconcierto”. Le resultaba increíble descifrar los mensajes mixtos que estaba recibiendo, lo que le hacía más difícil el poder definir su siguiente paso.

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(Mick) Pero… ¿Qué es todo esto?... ¿Acaso ella estará bromeando?... ¿Qué espera que haga?...

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Tomó un aliento profundo, y se detuvo para poner juntas todas las ideas que se acumulaban desordenadamente en su cabeza… La voz de Beth parecía firme y determinada, no había ira, miedo o cualquier otra emoción… tal vez ella sólo había querido que él supiera que tenían un hijo, sin alguna otra pretensión… estaba claro que no lo estaba invitando a entrar a sus vidas… Por un momento se sintió desbordado por una inexplicable alegría y pensó que todo podría funcionar entre ellos… pero allí estaba la realidad llamándolo de nuevo: La vida inmortal era evidentemente incompatible con la felicidad…
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Miró a su alrededor para retratar en su memoria cada detalle… para convencerse que aquello había sido real… luego cerró los ojos y secó las lágrimas que corrieron libremente por su cara… caminó lentamente hacia la ventana que dejaba entrar los últimos rastros de la luz del día… miró a la calle… a la gente… levantó sus ojos al cielo y dio gracias en una plegaria callada: Había vuelto a sentir la vida, se sintió realmente vivo, aunque fuera sólo por un minuto… Y había experimentado lo que sería, probablemente, la última sensación de paz y plenitud dentro de su alma… un sentimiento que quería preservar para siempre… por toda su larga existencia…Al mismo tiempo, Beth permanecía en la cocina, esforzándose por mantener su frágil serenidad. Sintiendo que su corazón se rompía de nuevo en miles de fragmentos. Muchas veces había imaginado éste momento… se había preparado para verlo angustiado, quizás un poco confundido… tal vez emocionado… pero jamás pensó en su indiferencia… su ausencia de todo… aquel no parecía ser el mismo que ella amó… el mismo que aún ama…
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Con pasos lentos, Mick consiguió salir de la habitación y caminó hasta el comedor. Se esforzó en ocultar su ansiedad, se mantuvo callado y en calma, aunque todo en él gritaba que aquello no era lo que se suponía debía ser. Las cosas estaban tan confusas frente a sus ojos, tan carente de coherencia… pero, dentro de su incertidumbre, algo estaba claro, Beth había expresado lo que quería… Ella siempre tuvo esa capacidad de expresarse abiertamente, algo que en un momento trajo a su mundo tanta alegría y que hoy lo confinaba a un sitio más oscuro que el de la soledad en la cual permaneció oculto por años.

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Cuando se encontró frente a Elliot, el niño le sonrió con la mayor inocencia... Y él sólo podía sentirse tanto más que emocionado… Ya en ese punto había comenzado a dudar si todo aquello no era más que un sueño, uno del cual nunca hubiera querido despertar, pero en algún lugar de su mente había una voz diciéndole que todo sucedía en verdad y había otra voz gritando aún más fuerte, que le pedía que se marchara de aquel lugar… Alguien lo había llevado a conocer el cielo y luego lo estaba empujando de regreso al mismo infierno…
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Él miró a la cocina y allí estaba Beth, contemplando la escena. Ambos intercambiaron una profunda mirada. Los ojos de ella fueron los primeros en rendirse a las lágrimas pero antes de declarar su derrota, ella había logrado darse la vuelta para esconder su dolor. Sin dejarlo ver nuevamente su rostro comenzó a caminar de un lado a otro mirando mecánicamente entre los estantes y alacenas…
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- Al salir… por favor… asegúrate de cerrar bien la puerta…- Se esforzó por mantener el ritmo en sus palabras, para que no sonaran rasgadas por sus débiles sollozos.
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Tras aquella petición, Mick sabía que no tenía más alternativa que irse. Sentía que su alma estaba siendo devorada por las llamas y su entendimiento nublado había anulado cualquier palabra y cualquier argumento. Se inclinó sobre el niño y lo miró sin importarle si alguien lo podía ver llorar, en ese momento ya no importaba nada, ni nadie… todo su mundo se reducía a ese lugar, a una mujer y un pequeño niño… a quienes, sin entender por qué, estaba empezando a creer que realmente era mejor dejar en paz… Acarició el rostro de su hijo, le sonrió, le dio un beso en la frente… respiró su aroma y lo grabó como parte de su ser… luego se puso en pie e hizo justo lo que Beth le pidió: Salió de su vida… una vez más… sólo que ésta vez tendría que asegurarse de cerrar muy bien la puerta.
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Ella caminó de vuelta al comedor unos segundos después de escucharlo salir. Se sentó en el suelo, junto al corral y finalmente rompió a llorar…

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El amor no trata de complacer ni se preocupa de sí, pero por el otro renuncia a su paz, y construye un cielo en la desesperación del infierno.

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(William Blake)

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Los sonidos de la ciudad aumentaban con el pasar de las horas. Las noches de los viernes, por lo general, eran las más ruidosas en la semana. Desde la azotea del 2110 de Drexel Avenue la figura oscura observaba cada escena que se desarrollaba en la moderna jungla de cemento y asfalto. Esa noche al cielo no lo iluminaba la luz de la luna, en su lugar, titilaban tenues luces sobre el firmamento, todas ellas opacadas por la iluminación artificial.
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Perdido en sus recuerdos, y sin tomar en cuenta sus propios pasos, se acercó al vértice norte de la terraza para enfocar su vista en la ventana de una habitación en penumbras, él sabía muy bien a dónde debía mirar… sus ojos buscaban la paz queriendo traspasar el umbral de aquel cuarto en el edificio vecino, una construcción que hasta hacía unas horas le resultaba indiferente y que en el presente albergaba todo lo que podía importarle… todo lo que hacía que valiera la pena seguir caminando, aunque, nuevamente, no supiera ni qué camino tomar.

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Esa noche sentía que el mundo entero había caído sobre él y no tenía manera de escapar a esa sensación, por lo menos, era incapaz de encontrar la salida… si acaso existía alguna… todavía…

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Amanecía sobre la ciudad y ya Beth se había levantado por tercera vez de la cama, su cabello en desorden y la sombra oscura bajo sus ojos daban cuenta de su inútil esfuerzo por controlar la crisis de insomnio que la mantuvo en vela la noche entera… Aquella madrugada había sido la más larga de toda su vida. Caminó hasta su armario y revolvió sus gavetas hasta encontrar un analgésico, sentía que su cabeza estaba a punto de estallar de tanto pensar. Con la esperanza de comprar algunos minutos de sueño comenzó a deambular por todo el apartamento, pero sólo consiguió poner en mayor alerta a sus sentidos, que reproducían las imágenes del padre de su hijo en cada lugar que había pisado.

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(Beth) ¡Genial!... ¡él rompe mi corazón… y de tonta aún sigo amándolo con cada uno de los pedacitos!... Se reprendió a sí misma. Se frotó los ojos y respiró hondo tratando de reunir fuerzas (Beth) ¡Una ducha!... declaró en voz alta y se dirigió hasta el baño para intentar relajarse.

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La mayoría de nuestras equivocaciones nacen del hecho que cuando debemos pensar, sentimos… y cuando debemos sentir, pensamos.
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(Jhon Churton Collins)

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- ¡Tengo que hablar contigo!- Dijo Mick apoyándose en el marco de la puerta de entrada de la oficina de Josef.
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- Es mejor que sea de algo bueno Mick… son casi las 7 de la mañana y estaba a punto de irme a mi casa para cumplir con la cita que tengo con mi congelador…- Respondió con indiferencia sin apartar los ojos de su ordenador portátil.
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- ¡Conocí a Elliot... hoy!- declaró Mick.
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- …¿Conociste… a quién?- Lo miró, alzando las cejas con sorpresa - ¿y quién es ese… cómo dijiste que se llamaba?- intentó ocultar su asombro jugando al inocente.
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- ¡Elliot!… Josef… ¡su nombre es Elliot!…- Caminó unos pasos adelante acercándose al escritorio – Y estoy seguro que sabes de quién estoy hablando…-
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- ¡Vaya!…- Se evadió – Así que porque sabes que conozco a algunas personas… supones que debo conocer a todo el mundo…- Replicó - … ¡Ah!… seguro estás hablando de Sam… ¡Sam Elliot!… ¿No?... ¡Si es así, la respuesta es sí!... bueno lo conocí por 1969 cuando rodaban “Butch Cassidy and the Sundance Kid”…- (*)
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- ¡¡¡Josef!!!-
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-¿Qué?- - Estuve en el apartamento de Beth hoy… ¿entiendes?- Mick comenzaba a sonar malhumorado – Y conocí a nuestro hijo… Elliot…-
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- Así que tú y Beth… al fin han reescrito las reglas del amor vampiro… ¡soy todo un vidente!- Se levantó de la silla con una sonrisa en el rostro – ¡Venga, hombre para felicitarlo!…- Se acercó con los brazos abiertos para darle un apretón a su amigo, gesto que fue automáticamente rechazado por un Mick quien estaba visiblemente frustrado -… Bueno…- Murmuró dándole una mirada de reojo a su contrariado visitante – Lástima que perdí el número de Fidel (Castro)… y aún no he podido hacer mi último pedido de tabacos…-
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- ¡Tú lo sabías!- Señaló con un dedo mientras la otra mano descansaba sobre su cadera – Y se supone que somos amigos… ¿uh?-
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- ¡Mick!… ¡basta!…- Exigió Josef frunciendo el entrecejo - ¿Qué importancia tiene si lo sabía o no?-
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-¿Qué?... ¿qué importancia tiene?- Levanto sus ojos hasta mirar el techo y luego se frotó la cara con ambas manos - ¿Cómo?... ¿Cómo?...-
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- Mira… Ya no puedes cambiar lo que pasó… te lo he repetido tantas veces que lo voy a grabar en tu iphone para que lo escuches mientras duermes… he escuchado que eso ayuda… ¿sabías?... PNL y esas cosas… deberías tomar un curso, he escuchado que dictan unos muy buenos por aquí…-
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- ¡¡¡Hablo en serio Josef!!!- Mick lo miró desafiante y su amigo simplemente caminó de regreso a su silla, detrás del escritorio, ignorando por completo la cara de Mick.
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– ¡AHORA lo conoces!… eso es lo importante…- Declaró en un tono seco.
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- ¡¡¡Josef!!!- Mick cerró los ojos y apoyó su frente en una mano.
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- Mick…mírame…- Habló en un tono más comprensivo, con lo cual logró que su amigo volviera a levantar la cara – No he hecho esto por molestarte… o por ocultarte las cosas… no es tampoco falta de lealtad, hermano…- Comenzó a explicarse - Créeme, Mick, tengo mucha experiencia. Yo únicamente estaba en medio y soy amigo de ambas partes: Eso quiere decir que lo mejor que podía hacer por ustedes era mantenerme al margen… Por muchas razones no me gustaba cómo estabas actuando… y a medida que el tiempo pasaba noté que a Beth le estaba costando contarte las cosas…-
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- ¡Lo entiendo!… ¡Ahora lo entiendo!… Estoy consciente de eso Josef… Sé que llevé todo muy mal-
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- Y entonces… ¿Qué dijo Beth?…- Interrogó antes de permitirle un autorreproche más.
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- No lo sé…- Respondió frustrado al tiempo que comenzaba a caminar de un lado al otro enfrente de Josef.
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- Bien…- Hizo un gesto de duda- ¿Pensaba que cuando esto ocurriera iba a haber de por medio una larga conversación?- Fue ahora sarcástico.
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- ¿Sabes qué?...- Mick le dio una profunda mirada de derrota – No hubo ninguna conversación, sólo fui hasta allí cuando ella me invitó… luego conocí a Elliot- Mick tomó una pausa tratando de ralentizar el ritmo de sus palabras – Después… así… sin más… sólo me pidió… ¡No!... Me exigió que me fuera… -
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- ¿Y qué rayos fue lo que hiciste ahora...Mick?- Demandó autoritario y obligó con el tono de su voz a que Mick tomara asiento. El detective sabía que cuando Josef se dirigía de esa manera a alguien más, era porque comenzaba a sentirse realmente molesto.
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- No he podido decir nada… no alcancé a decir ni media palabra…- Susurró enterrando su cara entre sus manos - ¡No sé qué hice mal ahora, hermano!… ¡No sé en qué me equivoqué para causar esa reacción en ella!-
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- ¿Sabes qué?... "GENIO"… quizás… lo que causó su reacción…fue ESO… lo que NO dijiste… en verdad… ¡no te comprendo!… - Negó con un movimiento de su cabeza - ¿Cómo puede ser un tipo tan inteligente y sin embargo comportarse como un completo idiota?… ¡y hacer esas 2 cosas… al mismo tiempo! - Josef había llegado a su lado y dejó descansar la mano en el hombro de su amigo.

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- Buenos días, Ben- Benjamín Talbot, desvió sus ojos de los documentos que estaba leyendo para mirar a Beth quien le saludaba al momento que entraba en la oficina del abogado.
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- ¿Cómo estuvo el fin de semana? – preguntó él a su rubia asistente.
- Bien…. podríamos decir que estuvo bien… – respondió ella sin mucho convencimiento - ¿Y tú, qué tal?-
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- Normal…- Contestó él un poco evasivo ya que había notado el semblante cansado de Beth - ¿Cómo está Elliot?- la interrogó presintiendo que el niño podría encontrcrse enfermo.
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- Bien – Dijo la mujer – Él siempre está bien…- Se iluminó su rostro con una sonrisa que desvanecía cualquier duda que pudiera haber generado su respuesta inicial.
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- Me alegro… Beth – dijo Ben, apoyándose contra su escritorio – Porque hoy necesito que te acerques hasta la morgue… hay que recoger algunos informes… tiene que dártelos ese amigo tuyo… Gassol… no puedo hacerlo yo mismo… hoy tengo 2 audiencias… y me temó que no sé cuánto tiempo tomarán…-
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- Está bien… pasaré a recogerlos en cuanto termine de cerrar el papeleo del caso Freedman…-
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- ¡Rayos!... el caso Freedman…- declaró Ben – Tenemos una audiencia el día jueves con ese caso… tendrás que ir conmigo a la Corte…-
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- Ok – la joven asintió – Está bien… -.
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- ¿Confío en que estoy avisándote a tiempo? – Preguntó avergonzado.
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- No te preocupes– afirmó Beth – Estamos hasta las narices con tanto papeleo – Bromeó arrugando su nariz– Que de verdad no importa con cuanta antelación intentemos hacer algo, de seguro siempre terminamos el trabajo contra reloj…-
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- Es así… – dijo Ben, suspirando – hay tanto trabajo que hacer– Y tomando algunas carpetas para guardarlas dentro de su maletín, hizo su paso para dejar su oficina– Nos vemos, Beth -.
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- Nos vemos…-
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Una vez que Beth entró a su oficina comenzó a ordenar sus cosas sobre el escritorio. Dejó su bolso a un lado y encendió el ordenador, metiéndose de lleno en su trabajo. Le dedicó más horas de las que usualmente empleaba para la lectura de los informes del caso que debía presentar el jueves en la Corte. Ella sabía que todo aquello debió tomarle menos tiempo, pero aquel día su vida no transcurría de forma normal, de vez en cuando le daba por pensar en cómo se sentía con respecto de Mick St. John. No podía negar – aunque, de momento, solo lo admitía ante sí misma – que no dejaba de albergar esperanzas acerca de un nuevo acercamiento entre los 2. Y es que no había otra manera de describirlo: Ella se aferraba a cualquier idea que le diera eso: Esperanzas…
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Pensaba en cuán estrecha había sido su relación, incluso, cuando aparentemente no había nada que los uniera… nada más que una simple amistad. Luego, recordó cuán difíciles comenzaron a hacerse las cosas a medida que profundizaban sus sentimientos… vinieron a su mente las imágenes de sus riñas, los riesgos y el delicado equilibrio que ambos se esforzaron en mantener… pero también recordó los momentos felices, lo fácil que resultaba para ellos buscar una solución a cualquier pelea, la sensación de tranquilidad que le daba él cuando estaba cerca… y el insoportable vacío que le dejaba su ausencia.
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(Beth) Si tan sólo pudiera mirar dentro de su corazón… He esperado por él todo éste tiempo, sólo quiero que me diga lo que siente… si fuera capaz de comprender que necesito escuchar que nada ha cambiado y que podemos hacer que esto funcione… para los 3… si no es mucho pedir…

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La relación entre Mick y Beth se basó, originalmente, en la confianza… pero, con el pasar del tiempo, ambos parecían haberlo olvidado… Cuando tomaron la decisión de enfrentar la vida juntos, irrumpió en ellos el secreto temor de perder al otro, y así, fueron cayendo en una espiral de silencios y medias verdades, que fracturaron poco a poco la necesaria comunicación. Finalmente, cuando sus caminos se separaron, el miedo a salir lastimados se hizo más fuerte, para ese entonces, el instinto de preservación ya había calado completamente entre sus sentimientos… ninguno era tan valiente como para hablar… pero tampoco estaban preparados para olvidar. En algún lugar, entre sus temores y el orgullo herido, permanecía intacto todo aquello que los mantenía unidos.

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Cuando Beth terminó su trabajo, miró su reloj para darse cuenta que pasaban de las 10hrs de la noche. Se encontraba realmente cansada por lo cual decidió no conducir hasta la morgue. Tomó un taxi al frente del Departamento de Policías. Por el camino llamó a Guillermo para que estuviera al tanto que iba hasta allá, necesitaba terminar pronto para poder regresar a casa y reunirse con su hijo.
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Al llegar a su destino, le pidió al conductor que la esperara en el estacionamiento mientras ella recogía los informes. Entró rápidamente, por la puerta de acceso principal, y conforme a lo acordado con Guillermo, caminó directo al salón donde se encontraban los archivos.
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Guillermo y Beth intercambiaron una breve conversación y una vez discutidos algunos aspectos acerca de los documentos que le entregaba, ella se despidió de su amigo forense e hizo su ruta de regreso al estacionamiento. Al tomar el pasillo principal para salir del edificio se cruzó con Mick, quien caminaba en dirección opuesta a ella. Intentó evadir su mirada, pero fue inútil, sus ojos terminaron reuniéndose casi de forma automática, mientras que sus pasos comenzaron a ser erráticos.
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- ¡Beth!- Mick intentó llamar su atención al instante que estaban más próximos, pero Beth estaba resuelta a evitarlo, por lo cual lo rodeo por un lado y continuó de largo – Beth…- Repitió él, dando la vuelta sobre sus propios pasos. Caminó tras ella, aún cuando sabía que se resistiría a tomarlo en cuenta – ¡Beth!- Finalmente la tomó por un brazo, pero ella se negó y empujándose hacia adelante se libró de la mano de él – Vamos Beth…- La obligó a detenerse poniéndose delante de ella y abriendo sus brazos para cortarle el paso – ¡No podemos seguir de ésta manera!…- Le suplicó - ¿Esto… esto es lo que realmente quieres?- Preguntó frunciendo el ceño.
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- ¡No quiero hablar contigo Mick!… ¿acaso no lo entiendes?- Enfrentó la mirada de él, visiblemente perturbada.
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- ¡Pero Beth!-
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- No quiero escucharte…- Lo detuvo con sus palabras e intentó avanzar, pero él nuevamente se inclinó hacia el mismo lado que ella, impidiéndole que se fuera.
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- Beth…- Ella desvió la mirada de los ojos de él - ¡Esto no está bien!... ¡no ESTAMOS bien!… ¡yo NO estoy bien!…- La confrontó de nuevo mientras ella volvió a insistir en esquivarlo moviéndose al lado contrario, pero sólo pudo encontrarse, otra vez, con el cuerpo de él quien le obstaculizaba el paso – Ya lo sé… no quieres escucharme… pero dame tan sólo un minuto…- le susurró al tiempo que ella sólo asintió - …No soy tan fuerte Beth… no soy tan fuerte como tú mereces que sea… por el contrario, soy débil… de muchas maneras…créeme… y siento miedo… mucho miedo… y pienso que ahora he creado un gran problema para los 2-
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- ¿Eso es lo que es Elliot para ti?... ¿Un gran problema?... porque... realmente... eso no es lo que él es para mí- Lo miró con incredulidad.
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- No… Beth…- Se llevó ambas manos a la cara y dio un hondo respiro, definitivamente, Mick comenzaba a creer que daba igual si hablaba o no… de cualquier manera no conseguía cambiar lo que seguía pasando.
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- Mira Mick… No digas nada más… ¿Ok? – Se abrazó de las carpetas que llevaba en sus manos – No hace falta que digas nada… ¿Ok?... sólo… sólo quiero ir a casa con MI hijo… ¿será que puedes dejarme salir de aquí?- Lo rodeo de nuevo, pero ésta vez ya no se interpuso en su camino, sólo la dejó pasar sin poder crear una frase coherente para retenerla.
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– ¡Beth!- La llamó de nuevo, cuando la veía alejarse, pero ella no se dio la vuelta para mirarlo una vez más.

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Guillermo había escuchado la conversación desde la sala de archivos, y se acercó lentamente hasta encontrarse con Mick en la mitad del pasillo.

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- ¿Tormentas en el paraíso?- Le preguntó Guillermo mientras que Mick se daba la vuelta para enfrentarlo, la cara del detective era una que parecía la de alguien completamente derrotado.
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- ¿Me lo preguntas o me lo cuentas?- Levantó las cejas para disimular un poco el malestar – ¡Beth está volviéndome loco!…-
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- Llevas tiempo en eso, ¿no?- Le hizo un gesto para que avanzaran hasta el cuarto de autopsias, toda vez que notó que Mick cargaba con él su bolso térmico – Sabes que las mujeres no son fáciles…-
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- Es que hace unas semanas trabajamos en uno de sus casos y todo estaba bien… ¡y ahora esto!… no termino de entender cómo llegamos aquí…-
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- … A las mujeres no hay que entenderlas… hay que amarlas… sacarlas a bailar y comprarles… ya sabes… joyas, vestidos…-
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- ¡Beth no es así!- Mick hizo un gesto de desaprobación con su cara – No sé ni por qué sigo hablando estas cosas contigo…-
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- Lo haces porque soy tu amigo Mick…- le dijo Guillermo mientras que Mick sólo podía asentir – y para eso están los amigos… ¿6 ó 4?- preguntó
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- 6…-
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- … y… entonces… ¿también sabes de Elliot?- Lo interrogó al momento que sacaba las bolsas de sangre del refrigerador industrial.
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- ¡Sí!… y… TAMBIEN supongo que era YO el único vampiro sobre LA que no sabía de Elliot…- Se rió, irónico, de su propia desgracia.
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- ¿Cómo te sientes con eso Mick?-
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- Pudiera estar mejor…- Murmuró con desgano, y cerrando el bolso térmico – Si tan sólo Beth me dejara verlo… tan sólo verlo…-
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- ¡Vaya!-
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- Esto es tan… tan… ¡tan frustrante!- Comenzó a caminar en dirección a la salida.
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- Supongo que tienes que darle tiempo…-
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- ¿Qué quieres decir? –
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- No se… déjala que se calme… a lo mejor se le pasa sola…-
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- No conoces a Beth…-
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- Puede ser que no conozca a Beth… pero conozco a las mujeres…-
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- ¡¿Ah, sí?!-
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-…Sí…- Se acercó a una de las mesas y comenzó a colocarse un nuevo par de guantes quirúrgicos - Los hombres… los hombres somos como los perros – Lo miró sonriente

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– Nos echan de la casa pero volvemos una y otra vez-
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- Uh, uh…-
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- Las mujeres, en cambio… son como los gatos – declaró el forense- Les riñes una vez… ¡y se van!-
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- ¿Y se supone que eso debe alentarme, Guillermo?-
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- ¡¿No entiendes?!- Se acercó al mesón para develar un cuerpo y comenzar su trabajo

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– Sólo te digo que sigas el ejemplo del perro… no importa que te echen… si te interesa… ¡tienes que insistir!-
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-…¡Uuuh!… - Lo miró Mick bastante confundido -…Ok..-

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Solo quisiera que supieras que no he podido olvidarte, que no he sabido perderte, que no puedo resignarme.
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(Anónimo)

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(Fin de la Parte I: CÁLIDO Y FRIO)

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PARA DARTE MI VIDA

Parte II: EL RETORNO DE UN ANGEL

Por: Mrs. Hudson & Maky

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El amor no es más que la sed inmortal de un corazón que debe ser completamente conocido y perdonado.

(Henry Van Dyke)

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- Buenos días Lucy… soy yo… ¡Beth!- Saludó la rubia en cuanto su interlocutora respondió al teléfono - Espero no haberte despertado…- Se disculpó desde su lado de la línea.
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- No te preocupes Beth… ya estaba despierta…- Aclaró la joven mujer – ¿Cómo anda todo?...-
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-Bien…- Le comentó alegremente– Sabes… estoy llamando para ver si quieres acompañarnos a un día de tiendas en Santa Mónica… ¿Vienes?-

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- ¡Por supuesto!...- Con la respuesta, Beth escuchó un grito de emoción de parte de la muchacha, que la obligó a separarse del auricular – Desde que llegamos de NY no he ido a ninguna tienda… ¿En serio me llevas?-

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- Seguro…- Aclaró Beth – Pero… hoy, en verdad, no quiero que vengas como la nana de Elliot, sino como mi amiga…-

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- ¡Está Bien!-

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- Paso por ti en 10 minutos…- le dijo Beth – Nos vemos –

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-Ok- respondió la chica antes de finalizar la llamada.

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Ese sábado que recién comenzaba, Beth decidió que quería divertirse junto a su hijo. Sentía la urgencia por mantener su cabeza ocupada, y pretendía permanecer la mayor parte del día fuera, no podía darse el lujo de quedarse en casa… No con Mick estando tan cerca y ella tan vulnerable hacia él. Sin duda, la semana de trabajo que apenas acababa la dejó exhausta. No sólo en el aspecto físico, sino, más bien, en el emocional: Su mente empleaba toda su energía en demostrarle que el distanciamiento de Mick era la mejor salida para ella y para su hijo, pero sus pensamientos no lograban silenciar la voz de su corazón quien estropeaba cada intento de su mente racional.

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En el fondo, Beth siempre supo que sí volvía a la ciudad, lo haría sólo por Mick… Nunca dejó de amarlo, sólo pensó que podría aprender a vivir sin él…

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A partir de la noche cuando se cruzaron en la morgue, ella hizo todo lo posible para evitar encontrárselo nuevamente, y su esfuerzo estaba resultando bien, había desarrollado una cierta habilidad para mantenerse fuera del radar de Mick St. John y en esos últimos días pudo poner en práctica todas las estrategias de evasión que aprendió en los últimos 3 años.
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O era sólo que, tal vez, la superaba el miedo a descubrir que nunca podrían ser una verdadera familia… La eterna pared seguía allí: Ella y su hijo, mortales… él, inmortal….

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El amor es la fuerza que crea… y si se trata de un amor verdadero, entonces es incapaz de destruir.

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(Anónimo)

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Permanecía sentado en el interior de su congelador, sosteniendo la tapa abierta con el brazo derecho el cual tenía extendido por encima de su cabeza. Esa tarde, en lo particular, a Mick no le apetecía incorporarse a cualquiera de sus rutinas, si hubiese sido humano de seguro podía decirse que se sentía deprimido… pero no había conocido el primer caso de depresión vampírica y si se le ocurriera acudir a preguntarle a su “padre substituto” (Josef), para aclarar su duda, probablemente, le valdría una burla permanente por la próxima centuria.

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Estaba consciente que podía evitar salir del pent-house, si así lo quería, pero lo que no podía era darse el lujo de continuar saltándose su alimentación, ya se había dado cuenta que de unos días para acá, apenas si lograba beber un poco de AB+… una o dos veces por día... Su caso estaba de mal en peor… hasta para los estándares de su propia comunidad.

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Se puso en pie con relativa dificultad… entre pedirle permiso “un pie al otro” para caminar, y su inapetencia de cualquier cosa, le resultaba como una especie de karma el sólo bajar a sacar su sangre del refrigerador… Dándose ánimo como pudo, agarró del perchero su pijama blanco, y después de colocárselo de un sólo tirón, caminó descalzo escaleras abajo para empezar su día.

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Apenas le dio tiempo servirse un vaso cuando escuchó que su móvil sonaba. Por la forma de timbrar sabía que se trataba de Josef.

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(Mick) Ojalá y sea para una invitación a salir y tomar una buena sangría… digamos… calientita y acabada de salir de una vena.

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Corrió escaleras arriba, haciendo malabares para tomarse su ración y entre encontrar sus pantalones del día anterior y luego, sacar el móvil del bolsillo, la llamada corrió al buzón de mensajes de voz.

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(Mick) ¡Rayos!.

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Cuando estaba por pulsar el discado rápido, el móvil comenzó a sonar de nuevo… Ésta debía ser buena, porque conociendo a Josef, no le gusta repetir órdenes, ni palabras, ni mucho menos llamadas…

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-¡Josef!- respondió Mick al instante.

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- ¡Demonios, pensé que nunca tomarías el teléfono!- Declaro impaciente.
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- Me llamaste sólo por distracción o…-

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- ¡Cállate y escúchame!…- Le exigió Josef con un tono implacable que parecía más de preocupación que de enojo – ¡Tienes que ir a Santa Mónica!… ¡y ya!-

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- ¡¿Qué tengo que ir a Santa Mónica?!... ¿para qué?… ¿no supones que vaya y tome un baño de sol, o sí?- Mick trató de aligerar el tono, toda vez que tampoco estaba de ánimo para acertijos, y menos a esas alturas de su día.
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- ¡Cállate!- repitió Josef aún más exasperado.
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-¡Ok… Ok!- murmuró Mick tomando nota del tono serio en la voz de su amigo.

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- Hubo una explosión en el Hudson´s Santa Mónica Boulevard… hay un incendio en el 85% de la construcción…-

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- ¡¿Y quieres que vaya a investigar?!- Dedujo.

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- ¡NO!- replico Josef intolerante – ¡Tu hijo y Beth están atrapados dentro!…- Finalmente se pudo explicar- Tienes que irte hacia allá… ¡nos vemos en 15 minutos!-

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La explosión que retumbó por todo el centro comercial se había iniciado en el área reservada a los restaurantes. El fuego se propagó con rapidez al resto de los establecimientos, empezando por los más cercanos. Esa tarde se estaba celebrando la clausura de “La semana de la moda” y en las proximidades del epicentro del estallido se situaba una pasarela que velozmente contribuyó al incremento de las llamas. La mayoría de las salidas de emergencia no estaban disponibles y la inmensa cantidad de visitantes y compradores quedaron atrapados entre el fuego y los gases tóxicos que emanaban como producto de la combustión del plástico, químicos, telas, papel y demás catalizadores que animaban la voracidad de las llamas. El suministro eléctrico fue cortado desde afuera, para evitar riesgos mayores, pero ésta medida empeoró aún más las condiciones de visibilidad en el interior del coloso comercial.

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Minutos antes de la explosión, Beth se encontraba con Elliot en una tienda de ropa para niños, ubicada en el primer nivel del centro comercial, justo detrás de la llamada “feria de la comida”. Lucy había salido a buscar una farmacia para comprar un analgésico que aliviara su dolor de cabeza (que iba en aumento), por lo cual, y para su fortuna, quedó en el extremo opuesto a donde dio inicio el incendio, logrando escapar ilesa en el primer grupo de personas que corrió a resguardarse en el estacionamiento sur del centro comercial.

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Con el inicio del fuego, la confusión fue la primera en apoderarse de todos. Los constantes ataques terroristas a blancos escogidos al azar, están a la orden del día en nuestro mundo, aparentemente civilizado, y por ésta razón, salta a la mente de cualquiera una idea de éste tipo cuando ocurren ésta clase de eventos inesperados.

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Los medios de comunicación que debían dar cobertura a la gala de alta costura que tendría como escenario el edificio que ahora ardía en llamas, tenían apostados sus microondas en el estacionamiento oeste, por ello, la divulgación inmediata del suceso atrajo la respuesta casi automática de toda la comunidad y los organismos gubernamentales. El Departamento de Policía y el Cuerpo de Bomberos fueron los primeros en mostrarse. Haciéndose cargo del manejo de la contingencia y la atención de los heridos; en segundo lugar, los grupos de Defensa Civil y varios miembros del equipo médico de un hospital vecino en el sector hicieron su aparición voluntaria para colaborar con las labores de evacuación y rescate.

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Beth había quedado atrapada junto con un grupo numeroso de personas en el ala norte del Centro Comercial, la única salida de emergencia con la cual disponían fue tapiada por los escombros que generó la explosión que dio inicio al fuego. Al escuchar la detonación, se había lanzado al suelo empujando con ella el cochecito donde se encontraba su hijo. La velocidad con la cual se inundó el ambiente con el denso humo no le dejó otra alternativa que tomar a su bebé del coche y envolverlo entre algunas sábanas que encontró a tientas. El niño no paraba de llorar y ello podía ser una muy mala señal, dada la mayor posibilidad de que si no lograba calmarlo podía aspirar el tóxico aire que cortaba el poco oxígeno que iba quedando. A sabiendas que lo mejor en sus circunstancias era trasladarse lo más cerca del nivel del piso, apretó contra su pecho al pequeño niño y comenzó a moverse a gatas guiándose por su escaso sentido de la ubicación. El Edificio había sido recientemente remodelado y ella no lograba recordar las rutas, de un todo.

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La situación de Beth comenzaba a resultar desalentadora: Por un lado, tenía que esquivar las llamas y el humo, por el otro estaba la desventaja de la oscuridad, en tercer puesto sorteaba la falta de orientación y por último, su propio miedo y desesperación… ya no se trataba sólo de su vida corriendo peligro, había algo más importante… se trataba de su hijo.

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Josef llegó antes que Mick al Centro Comercial y, milagrosamente, logro estacionar cerca del lugar por donde se permitía el acceso sólo a los grupos de rescate. Se comunicó vía celular con Lucy quien lo estaba esperando cerca del cordón policial que recién se había formado. La joven morena de inmensos ojos café tenía el rostro hinchado del llanto y cuando por fin logro ver a Josef aproximándose corrió hasta reunirse con él. Por su parte, el empresario, tenía un rostro serenamente tenso que daba cuenta de su preocupación ante la lectura que hizo sobre la situación que se presentaba frente a sus ojos.

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- ¡Josef!- llamó a lo lejos una voz femenina que al viejo vampiro le resultaba familiar - ¡Josef!- repitió.- ¡Simone!- Volteó en dirección al llamado dando cuenta de la identidad de la mujer quien reclamaba su atención - ¿qué haces aquí?... ¿estás bien?- la interrogó mientras la chica asentía.

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- ¿Y tú?- preguntó la abogada toda vez que no había notado la presencia de Lucy, a quien conocía de tiempo atrás.

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- ¡Beth y Elliot! – Josef respondió parco, señalando con su dedo hacia el edificio.

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- ¡Santo Dios!- exclamó la mujer consternada - ¡Lucy!- susurró al enfrentar a la morena, una vez que llegó al lado de Josef.

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- ¡Simone!- devolvió Lucy el saludo con una sonrisa triste.

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- ¡¿Mick?!- Preguntó Simone con impaciencia al tiempo que comenzó a sonar el móvil de Josef.

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(Mick) Hay cosas inimaginables que estamos dispuestos a hacer por amor: Uno puede callar, sacrificarse, arriesgar la propia vida… incluso: Matar… Creo que en esa lista no hay cosa alguna que ya no haya hecho por Beth… Incluso, he estado dispuesto a renacer… a reinventarme sólo por ella… por MI Beth… y ahora… estoy preparado para volverlo a hacer todo de nuevo: por ella y por NUESTRO hijo… Sólo espero tener una única oportunidad para que me puedan perdonar…
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El tiempo que he pasado al lado de Beth, me ha enseñado más sobre mí mismo, que lo que aprendí de mí antes de conocerla… especialmente, en estos últimos días, he descubierto cosas que pensé que había perdido para siempre: La posibilidad de tener mi propia familia, algo que todo este tiempo soñé y que pensaba era inalcanzable. Evidentemente, cuando ella llegó a mi mundo, irremediablemente, todo cambió...

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Todos estos años, desde que me convertí en lo que soy, pensé que lo más importante para mí estaba en mi antigua vida… en mi vida como mortal. Y pensando de ésta forma, pasé la mayor parte de mi tiempo… fantaseaba con recuperar algo que nunca podría volver a tener.
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En 2 oportunidades creí que si volvía a ser humano, tal vez podría rescatar esa parte de mí que tanto extrañaba, pero ya sabemos cómo terminó ese intento por cambiar mi destino. En ambas oportunidades, el aferrarme a mi humanidad trajo consigo la posibilidad de perder a Beth. Y fue precisamente lo que siento por ella, o quizás, más bien se trate del dolor de su ausencia, lo que me permitió darme cuenta de mi error: Yo no necesitaba echar el tiempo atrás ni aferrarme a una vida mortal que no podía regresar por arte de magia, lo que estuve buscando, en mi vida humana y en mi existencia inmortal, era exactamente lo mismo... y no tenía que ver con el tiempo que durara mi paso por éste mundo… Se trataba del amor, el sentimiento incondicional de aceptación dado por alguien más, el estímulo de sentirme necesitado y correspondido, la compañía de ese alguien especial con quien compartir mis experiencias y la comunión permanente con una mujer que podía resultar diametralmente opuesta a mí mismo y al mismo tiempo, podía parecer como una extensión de mi propio ser… Beth se convirtió en mi brújula, en más aspectos de los que incluso yo podía pensar…

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Es verdad… aún extrañaba el sol en mi cara y el sabor de la comida, despertar en una cama caliente y esa necesidad de aprovechar el tiempo que te hace vivir cada día como el último… Pero, incluso eso, carece de cualquier valor si no tienes a alguien con quien compartirlo… Con Beth cada día era un día de sol, porque ella hacía nacer el sol para mí, sin ella, un solo minuto podía parecerme un siglo entero… La diferencia estaba en los sentimientos y no en ideas cuantificables como: Horas, minutos, días, años… mortalidad o eternidad…

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Descubrir que lo único que me hacía anhelar mi humanidad era la probabilidad de que el camino entre Beth y yo pudiera ser el mismo, era lo único que me llevaba a perseguir como loco esa panacea de la “cura”… haber tenido a Beth en mi mundo y saber que aún sigue junto a mi es lo que me hace querer seguir caminando… Curiosamente he entendido que éste don que mi loca ex mujer me regaló en nuestra noche de bodas fue la única manera de llegar a acercarme a la verdadera felicidad… aunque muchas veces pensé haberlo perdido todo, hoy me di cuenta que en realidad las ganancias superan a las pérdidas… y las superan con creces…

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Sólo espero que los 2 estén bien… para poder abrazarlos una momento y nada más…

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Mick tuvo que dejar su Mercedes a 2 manzanas del Centro Comercial. Para el momento de su llegada el acceso estaba siendo controlado por funcionarios policiales. En cuanto entró al espacio de estacionamiento más cercano a la zona señalada como área de seguridad tomó su móvil para llamar a Josef, por una parte, no lograba concentrar adecuadamente sus sobre-estimulados sentidos para aventurarse por sí mismo a localizarlo entre la gente... y por el otro lado, necesitaba aferrarse a su amigo como quien busca apoyo en la familia en un momento de angustia… y sin duda, durante más de 50 años, Josef había sido lo más próximo a un familiar… por eso lo consideraba como su hermano.
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Siguiendo las indicaciones de su amigo llegó sin dilaciones a su ubicación. En cuanto lo vieron llegar, Simone fue la primera en mostrarle su solidaridad. Josef seguía impenetrable y la conmoción en el rostro de Lucy no le daba mucho aliento.

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Era deprimente la confusión y la emotividad que reinaban en las adyacencias del Centro Comercial. Hasta el momento, parecían no haberse registrado decesos, pero no era necesario que los hubiera, las pérdidas eran considerables y el miedo que surgía de los que acababan de vivir en carne propia la experiencia de librarse del fuego abrasador podía traspasar la piel de cualquiera.

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Mick comenzó a deambular de un lado al otro, tras el perímetro establecido por los cuerpos de rescatistas en labores. Ni sus capacidades superiores, ni sus deseos por entrar a ese lugar para sacar a Beth y a su hijo le servían de nada… había 3 cosas con las cuales un vampiro no podía luchar, y una de ellas era el fuego, ese enemigo silencioso que en ese preciso instante hacía burlas en su cara.

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Rodeó 3 veces la construcción, pasando desapercibido entre la gente, intentando establecer algún espacio seguro para acceder, pero aquel edificio parecía imposible de penetrar. La sensación de impotencia ante tales cosas estaba agrietándole las esperanzas y dejándolo con un sentimiento indefinible, quizás aproximable a la pérdida y el vacío… Ensimismado junto a sus conatos de búsqueda de algún sitio que le permitiera tomar el riesgo de entrar al Centro Comercial, no había tomado en consideración la presencia de Carl Davis en el lugar, sin embargo, el Teniente lo vio a distancia y pudo reconocerlo en seguida.

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- ¡Hey… Mick!- gritó desde el lado de una ambulancia el joven detective al investigador privado.

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Al instante, Mick volteó a ver y al percatarse de la posición de Carl en el siniestro, echó a correr hasta alcanzarlo – Carl…- resopló Mick quien visiblemente mostraba signo de llanto en sus ojos irritados.

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- ¿Vienes como voluntario?- interrogó Carl mientras que simultáneamente giraba instrucciones a un improvisado grupo de personas quienes parecían llevar el registro de los nombres de las victimas rescatadas y la lista con las personas desaparecidas.
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- No…- murmuró Mick, quien se sentía inútil ante todo lo que ocurría en torno de él. Sin embargo, el Teniente Davis no pudo pasar desapercibido en la mirada y la actitud de Mick que había una poderosa razón para que estuviera allí, la ansiedad estaba escrita en su rostro y en sus pocos encuentros, Carl nunca había visto a St. John en tal grado de emotividad.
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- ¡¿A quién tienes aquí?! – Interrogó Carl de forma contundente, aunque podía presumir la respuesta que vendría. No hacía falta tener su experiencia para identificar la diferencia entre la simple preocupación y la desesperación… y a Mick St. John lo rodeaba la total desesperación – ¿Beth?... ¿Elliot?...- conjeturó ante la ausencia de respuesta - ¡Oh mi Dios!- colocó la mano sobre el hombro de Mick y tras un segundo de silencio lo arrastró por el brazo cerca de donde estaba el centro de operaciones de rescate – ¡Allí dentro está la ayudante del ADA Talbot!- gritó Carl a un grupo de personas provistas con máscaras antigases y trajes contrafuego, quienes parecían conocer de Beth – Está con su hijo… un niño de 3… ¡vayan a buscarla de inmediato y no salgan hasta dar con ella!- volteó a ver a detective privado – Mick… ¿Tienes alguna idea de en qué área pueden estar? – demandó.

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- Lucy… la niñera… mencionó algo acerca del ala norte… -

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- ¡Esto no está Bien, Mick! – replicó Carl molestó – ¡Búsquenla lo más cerca del punto de origen al que puedan llegar…!- volvió sobre el grupo de valientes voluntarios quienes tras escuchar las instrucciones volvieron a entrar al edificio.

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Si en las afueras el caos era abrumador, el paisaje en el interior del Centro Comercial no era mejor. Beth continuaba desplazándose lo más cerca posible del suelo. Sabía que comenzaban a fallarle sus sentidos, sin embargo, estaba decidida a sacar a su hijo de allí, no paraba de pensar en el mantra que Mick le repetía con frecuencia: “Eres una sobreviviente”, ese pensamiento y la presencia de su hijo era el único combustible que la impulsaba a seguir. De vez en cuando estallaban vidrios desde las pocas vitrinas que seguían resistiendo el calor, y en consecuencia ya Beth había recibido varias cortaduras: Una en su mano derecha, la cual no dejaba de sangrar, otras dos en ambas rodillas.

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Esa mañana, antes de salir de casa, Beth había cambiado su habitual manera de vestir y se colocó un pantaloncillo corto y ajustado, en conjunto con zapatillas para correr y una camiseta sin mangas. Todo ello resulto, sin saberlo, de utilidad para el grave momento que estaba experimentando, en un punto dado del camino, hacia su ruta de escape, Beth se había despojado de la camiseta para usarla como un tapa-boca lo que aspiraba que evitara su ya anunciado colapso respiratorio, puesto que para el momento que tomó esa decisión, el humo inhalado ya estaba haciendo su trabajo en los pulmones de la joven mujer.
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(Beth) Tenemos que salir de aquí… - se decía Beth a si misma mientras que Elliot continuaba llorando por efecto del miedo y el calor.
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No tenía cuenta del tiempo transcurrido, ni de cuántas veces se aproximó a alguna aparente salida, le estaba costando mucho trabajo discernir racionalmente acerca de sus alternativas, cuando finalmente empezó a escuchar con claridad las voces que venían desde el exterior. El humo parecía disiparse en una única dirección, que obviamente debía ser la salida, así que echando el resto, Beth reunió sus últimas fuerzas y esperanzas por salir de allí.
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Solo vio de pie a una persona que la instaba a seguirla, debía tratarse de un bombero por el traje con el cual iba vestido, ella se puso de pie, consciente que la ruta de evacuación debía encontrarse muy cerca. El hombre la animó a entregarle el niño y luego de poner a salvo a su pequeño, inicio el trayecto que la sacaría del fuego.

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Mick permanecía cerca de Carl Davis. Unos metros más allá, hacia el estacionamiento Este podía ver las figuras de Josef, Simone y Lucy, quienes seguían atentamente todo los eventos. Tratando de mantener sus esperanzas había comprobado varias veces los nombres en la lista de rescatados, pero no aparecían registrados ni Elliot, ni Beth, o personas algunas con sus características. Los minutos le parecían eternos. De vez en vez levantaba la mirada hacia el equipo de salvamento quienes ya comenzaban a abandonar la causa, puesto que parecía que todos los sobrevivientes se encontraban seguros y no podían quedar personas vivas dentro.
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(Mick) ¡Dios!…Tienen que estar bien… tienen que estar bien…

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En un momento cualquiera, vio surgir del humo a un bombero con un niño en brazos. El pequeño lloraba y tosía, mientras que el joven socorrista hacia su trayecto hasta la zona de recuperación. Mick identificó claramente a su hijo en cuanto lo vio, el cambio en el semblante de su rostro alertó a sus acompañantes y a Carl Davis sobre el hallazgo.

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Mick hizo el paso rápido hasta donde estaba el pequeño… por lo menos eso intentó, antes de ser detenido por un uniformado que no le permitía continuar adelante. Tras un intercambio de miradas con el uniformado, Carl Davis intervino desde el fondo instando a su subordinado a dejar continuar adelante a Mick, quien pudo llegar hasta el bombero que traía a su hijo.

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Josef, Simone y Lucy se aproximaron por detrás del cordón policial, guardando la distancia permitida pero pudieron comprobar la sonrisa en el rostro de Mick como clara indicación del estado de Elliot, a quien dispusieron en una de las camillas dentro de una carpa que fue improvisada como sala de urgencias, sin embargo, Beth no había salido aún y la cara de Mick instantáneamente paso a ser contrita.

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- ¿La madre del niño?- demandó Mick al rescatista - ¿dónde está la madre del niño?-

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El rescatista explicó al detective que la mujer que le entregó el niño venía siguiéndolo, pero, por lo que estaban observando, no había conseguido salir... posiblemente seguía dentro… quizás inconsciente.

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Ahora Mick se encontraba totalmente destrozado.

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Josef había escuchado claramente la conversación entre Mick y el bombero, y por el grado de desesperación descrito en los ojos de su amigo, comprendió que la próxima acción de Mick, sería entrar al edificio para sacar a Beth.

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- ¡Maldito suicida!… ¡NO… LO INTENTES!… ¡No!…¡no vas a dejar huérfano a tu hijo!…- Lo sujetó del cuello de la chaqueta- No puedes entrar allí a menos que quieras ser barbacoa de vampiro… ¡Beth no lo habría querido!…- Josef lo enfrentó con crudeza, se había desplazado a velocidad sobrehumana, pasando, sin más ni más, los controles policiales. No se detuvo para cuidar sus actos, ya que sabía que las personas estarían tan abrumadas con todo lo ocurrido que nadie iba a notar su antinatural forma de salvar el espacio entre él y Mick, además que situaciones desesperadas, ameritan, soluciones desesperadas.

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Mick le dio una mirada estricta e hizo caso omiso de sus palabras. Se quitó de encima las manos de su amigo, quien impotente se quedó fuera rogando porque pudieran salir con vida de ésta… Mick no permitiría ésta vez que alguien intentara detenerlo… ésta vez nadie lo iba a detener, estaba seguro que Beth debía encontrarse cerca de la salida y él iba a entrar sin importarle nada, ni nadie…
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Había percibido en Elliot el olor de la sangre de Beth, esto podía ayudarlo a hallarla. El humo no afectaba sus pulmones, la respiración en él era apenas un reflejo heredado de cuando aún era un ser humano. Su visión nocturna y su velocidad también le daban ventaja sobre los seres humanos… pero el fuego… el fuego resultaba un rival muy peligroso…

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Entró sin mayores contemplaciones a lo que quedaba en pie del Centro Comercial, y resguardándose sólo de las llamas, corrió por la ruta que le señaló el rescatista…

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Y fue de esa manera que encontró a Beth…

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(Mick) No podía escuchar el latido de su corazón, tampoco estaba respirando. Me guió hasta ella el aroma de su sangre y el deseo de sacarla de allí. Yacía en el suelo con los ojos cerrados y la nariz y la boca envueltas en un pedazo de tela cuyo color era indescifrable por efecto del hollín. No llevaba más que unos pantalones cortos y su sujetador expuesto, su piel rosada estaba cubierta de una capa de cenizas y sangre. Corrí hasta ella y la tomé en brazos. Teníamos que apresurarnos para salir de allí. Si iba a intentar hacer algo, debía ser fuera de ese infierno. No estaba dispuesto a perderla y de seguro, ese no era el día en que iba a dejarla ir… No sin una pelea…

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- Quédate conmigo Beth…quédate conmigo- susurraba una y otra vez al oído de la hermosa mujer, mientras la sacaba del edificio.

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Al llegar al exterior, la dejó reposar sobre el piso y empezó a comprobar rápidamente la situación. Sentía que no tenía alternativas, lo indispensable era poner su corazón y sus pulmones a funcionar.

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- ¡Simone!- exigió Mick con voz de mando mientras que comenzaba a presionar el pecho de Beth, buscando revivir el corazón - ¡Simone! – volvió a pedir en tanto la abogada se ubicaba de rodillas a un lado de él – Necesito que le des respiración artificial… ¿Sabes hacerlo? – a lo cual Simone asintió y de inmediato dio dos fuertes respiros en la boca de la chica recostada en el asfalto.

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Los paramédicos notaron el incidente y automáticamente echaron a correr desde el hospital de “campaña”, desfibrilador y bombona de oxígeno en mano, caminaron a donde estaban intentando reanimar a Beth.

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Carl Davis tampoco fue indiferente al suceso, que se desarrollaba frente a sus ojos, tal y como en el pasado ocurrió con Josh Lindsey… Carl conocía de la capacidad y los conocimientos de Mick, por lo tanto no le resultó extraño el verlo resolver la situación por sí mismo, incluso, dejaron que fuera él mismo quien aplicara las descargas eléctricas sobre el corazón de Beth, toda vez que no permitió que nadie distinto de él y Simone pusieran un dedo sobre ella.

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Finalmente… el corazón de Beth volvió a latir…

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Cuando abrió los ojos lo primero que ella vio fue el rostro de Mick, lleno de lágrimas. La voz de él llamándola era lo único que recordaba… por lo menos a partir de ese trance.

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-¡Elliot!- Lo miró desesperada al tiempo que Carl Davis le hacía señas a los bomberos para que acercaran al pequeño niño.

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- ¡Todo está bien… los 2 están conmigo!...- Le susurró Mick al oído mientras que abrazaba a Beth contra su pecho y Lucy recibía al niño de las manos de los bomberos – ¡Voy a llevarte a un hospital!…-

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Cuando la alzó en brazos, y dio la vuelta para empezar a caminar, las personas que los rodeaban rompieron en lágrimas y aplausos… aquello había sido un gesto conmovedor de amor y heroísmo. Frente a todos los presentes estaba de pie un hombre que no se entregó a su suerte y sin mirar atrás recobró de las llamas a la mujer que llevaba en brazos… y más allá… la había salvado de la muerte, al no resignarse a dejarla morir… ambos lloraban… las lágrimas en los ojos de Mick y Beth eran como un diálogo mudo entre sus almas, daban cuenta de las horas de miedo a perderse y de la profundidad de sus sentimientos.

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Beth estaba muy frágil, pero su corazón latía constante, iba aferrada al cuello de Mick, como cuando tenía apenas 4 años y él la liberaba de su cautiverio. El hijo de los 2, ya parecía más confortable, viajando en brazos de Lucy, quien caminaba estrecha junto a los padres del niño. Simone y Josef miraban todo desde unos pasos más atrás…

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La tempestad empezaba a ceder… el mundo volvía a recobrar su sentido… o tal vez, se trataba nada mas de un ángel que había renacido…

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No hay en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.

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(Félix Lope De Vega)

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(Fin de la Parte II: EL RETORNO DE UN ANGEL)

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PARA DARTE MI VIDA

Parte III: Por ti… (o "Sin ti no valgo nada")

Por: Mrs. Hudson & Maky

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El amor es un símbolo de eternidad. Barre todo sentido del tiempo, destruyendo todo recuerdo de un principio y todo temor a un fin.

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(Madame de Stael)

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El grupo rápidamente abordó el automóvil de Josef. Mick mantuvo a Beth sobre sus piernas hasta llegar al hospital más cercano, a escasos minutos del Centro Comercial.
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Considerando el lugar donde Mick había dejado parqueado su Mercedes, el vehículo más accesible para salir era el que habían tomado… Fue una verdadera fortuna que el excéntrico millonario no se hubiera trasladado ese día en su Ferrari.

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-…No cierres los ojos, mi amor…- Suplicaba el joven vampiro al tiempo que apretaba contra sí el cuerpo de la rubia. A Mick le urgía sentirse cercano a Beth tanto para permanecer seguro de su estado de salud, lo mismo que anhelaba la proximidad con ella.

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- Me duele tanto…- Beth señaló hacia su pecho e hizo un gesto que exponía claramente sus sensaciones.

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- Lo sé, mi amor… ya va a pasar… estamos llegando…- Le susurraba suavemente – Todo va a estar bien… estás segura… los 2 están seguros… ya están conmigo…- Ella lo miraba insistentemente y él correspondía en ternura e intensidad - Confía en mí, todo va a estar bien…- Le insistió usando un tono de voz apenas audible, el cual se parecía más a una plegaria que a una afirmación.

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(Mick) Se que aún faltan por sortear algunas consecuencias del incendio. Beth no tiene buen color y le está costando respirar. El rumor que escucho en sus pulmones puede ser signo de alguna afección en sus bronquios, sólo espero que no se trate de algo más grave.
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Beth estaba acurrucada entre los brazos de Mick, llevaban sus manos fuertemente entrelazadas y las suaves caricias eran mutuas: Él rozaba, intermitentemente, su nariz con la mejilla de ella… la mano femenina jugando con los rizos que caían en el cuello de Mick, quien ahora llevaba el cabello un poco más largo que cómo solía usarlo 3 años atrás… los dedos de él haciendo surcos sobre la superficie de la espalda desnuda –…Sólo intenta respirar tranquilamente…- Así como le decía, ella en respuesta sólo asentía. Sus miradas contemplativas eran un eco de sus emociones, que los llevaron a reunirse en un dulce beso, apenas como un leve toque de sus labios, justo antes que el vehículo hiciera su parada frente a la entrada de la unidad de emergencia del Century City Hospital.

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Simone abrió la puerta para Mick, toda vez que ella era el pasajero más cercano al asiento que ocupaban él y Beth en la parte de atrás del vehículo. Lucy y Elliot permanecieron con Josef mientras conseguían estacionar. Al empezar a desplazarse, Beth envolvió con sus brazos el cuello de Mick y dejó reposar su cabeza sobre el hombro izquierdo de él. Ambos estaban cubiertos de cenizas y con los ojos irritados.

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Simone se apresuró a entrar a la emergencia para pedir ayuda, en respuesta, una pareja de paramédicos tomaron una camilla y se pusieron en marcha para encontrar a Mick y Beth en su camino. Mick recostó a Beth siguiendo las instrucciones que le daban, pero los enfermeros no pudieron separarlos de un todo, ya que en cuanto abandonó los brazos de él, ella se apresuró en tomarlo de la mano, obligándolo a continuar junto a ella por todo el pasillo hasta el cubículo donde le darían atención.

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Por detrás ingresaron Josef y Lucy con el niño en brazos, quienes se reunieron con Simone en la sala de espera. Elliot ya empezaba a inquietarse, su hora de comer había pasado y no recibía alimento desde temprano, también estaba molesto porque necesitaba un cambio de pañales y el encontrarse tan cohibido de desenvolverse de manera normal, estaba causándole un grado de irritación que lo movía al llanto.

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-¡Vamos Baby boom!... pórtate bien… - dijo Josef a un muy molesto bebé.

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- Debe tener hambre…- Sugirió Simone.

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-Ok… el Tío Josef le comprará su propio Mc Donald´s si se queda tranquilo-

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- Está mojado… y no tengo un pañal para cambiarlo… - murmuró Lucy quien, de ese trío, era la persona que mejor conocía al niño – Voy a preguntar en la emergencia para ver si pueden ayudar…- comenzó a caminar llevando de la mano al bebé quien se resistía a permanecer en brazos.

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-Tiene el genio de Beth…- murmuró Josef -… ¡Demasiado independiente…!- observó.
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- …Pero es el vivo retrato de Mick… sólo que es rubio…- completó Simone.- No quiero pensar que vaya a parecerse más a Mick que a Beth…- La miró con cierto recelo– Preferiría que fuera terco, decidido e insistente como Beth… a que empezara a parecer una mezcla de angustia y escrúpulos, como su padre…-

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No soy un santo. Al menos que para ti un santo es un pecador que simplemente sigue esforzándose.

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(Nelson Mandela)

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(Mick) Mi relación personal con Dios estaba un poco descuidada por estos días… y por obvias razones… vale decir… Pero ese día, de hecho, habíamos tenido varias conversaciones. Tal vez no lo merecía, pero le pedía un milagro más… Yo, quien por décadas estuve tan alejado de Dios, esa noche llegué a entender que los milagros ocurrían a diario, sin importar si eres creyente o no, sin duda, los milagros no eran premios o castigos divinos, como consecuencias de nuestras acciones… El Señor, Nuestro Dios, no podría encontrarse más lejos de ser un reaccionario o un mercenario… Llegué a figurarme que los milagros eran parte de la gracia de Dios… se producían debido a su bondad y cuando éramos tocados por alguno, nuestro agradecimiento debía ser dado con humildad…. Esa noche había tanto por lo que dar gracias…

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Me había dado cuenta que amaba más de lo que creí a ésta mujer… La amaba tanto cuando estábamos de acuerdo, como cuando estábamos en medio de la peor discusión, yo no tenía nada más que entender, teniéndola en mis brazos sólo sabía que estaba irremediablemente unido a ella, para siempre. Beth hizo realidad todas mis fantasías, su sonrisa me iluminó los sueños… mi existencia entera… La amaba del cabello hasta las uñas; la amaba con el alma, con el corazón y con la piel… Ella se entregó a mí y me regaló sus sueños… y la verdad… yo no sabía ni cómo compensar su entrega ni su devoción.

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Teníamos un hijo… una parte de ambos que nos recordaría a diario la capacidad que tenemos de darnos a nosotros mismos… yo podría morir por ella y por nuestro hijo… ¡ahora mismo, si fuera necesario!… y realmente moriría con una sonrisa en el rostro, porque acababa de sentir lo más próximo a tocar el cielo… tenía todo para ser feliz, la tenía a ella conmigo y juntos teníamos a nuestro pequeño.

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Cuanto más tardaba Lucy en regresar a la sala de espera junto a Simone y Josef, más inquieto se veía el viejo vampiro. No había señales de Beth ni Mick, y ahora tampoco estaba en control del niño. Comenzó a pasearse lentamente por el pasillo mientras Simone lo miraba con una sonrisa comprensiva en el rostro.

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- ¡Demonios St. John!… ¡si YO tuviera corazón, hoy hubiera muerto de un cardíaco!…- gruñó Josef con enfado – Cuando salgas de esta voy a aclararte un poco la mente… ¡demonios!… ¡¡¡¿cómo se te ocurrió meterte al fuego?!!!... ¡¡¡¿en qué estabas pensando?!!!… ¡ya sé!… ¡¡¡“el súper Héroe”!!!...- se frotó el rostro con la mano y siguió caminando de un lado al otro del corredor en frente de Simone- …Voy a volver a matarte Mick St. John… y esta vez me aseguraré que te quedes bien muerto…- declaró para sí – Jamás tienes un plan “B”… ¡Rayos!... si a alguien se le ocurre escribir la Guía de “Cómo ser un Vampiro, sin morir en el intento” estaría dispuesto a comprarte un ejemplar… ¡Demonios!... ¡qué estúpido te has vuelto!... creo que tanta humanidad y re-torno te han fundido las neuronas… voy a tener una conversación seria… muy seria contigo St. John…-

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Esta faceta de Josef, la del amigo preocupado y dispuesto, era francamente desconocida para la gran mayoría de quienes le rodeaban, no era del tipo que mostraba abiertamente sus emociones, y probablemente, si alguien lo veía interactuando con Mick, podría creer que su relación era algo hostil, ya que ambos se esforzaban en hacer sentir incómodos a los demás con la constante guasa con la cual se expresaban. Se conocían tanto, que era una especie de código particular, el decirse cualquier cosa, sin importar la manera… entre ellos jamás habría lugar a una mala interpretación… tal vez eso era lo que los había convertido en los mejores amigos…

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- … ¿Me decías?...- Mick asomó su rostro con una sonrisa en el rostro y llevando en brazos a Elliot quien se había quedado dormido –…Mira Papá… todo está bien…- respondió Mick arqueando con suspicacia una de sus cejas. Conforme habló, caminó en dirección a donde estaban Josef y Simone, llevando una expresión que dejaba bien claro que había podido escuchar cada una de las palabras de su amigo.

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- ¿Cómo está Beth?- Interrogó Simone quien había advertido que el bebé se hallaba plácidamente dormido en el hombro de su papá.
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- Está bien- explicó Mick – El médico ha dicho que tiene un cuadro de neumonitis por inhalación de monóxido de carbono, y que debemos quedarnos aquí por 48 horas más… sólo por precaución…-
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- Entonces, no hay nada por qué preocuparnos…- Declaró Josef con una expresión más aliviada.

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- Supongo – lo miró Mick – Lamento haberte preocupado tanto… PAPA…-
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- No soy tu padre…-

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- Si que lo eres…- Mick aclaró su garganta para disimular su risa- Voy a quedarme con Beth, necesito que lleves a Lucy y Elliot a casa- comenzó a caminar de regreso a la sala de emergencia-… ¡Abuelo!…-

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-¡Tío Josef!… ¡Tío Josef!…- aclaró desde el corredor, mirando a Simone quien sólo se cubría los labios para ocultar su sonrisa.

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Decir amistad es decir entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria; es hablar de un parentesco sin sangre, es hablar de verdadera fidelidad.

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(Parafraseando a Gabriela Mistral)

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Josef se ocupó en llevar a Lucy y Elliot a casa. Al mismo tiempo, hizo los arreglos necesarios para proveer a sus amigos de todo cuanto les resultaría indispensable durante el tiempo de la hospitalización. Mick consiguió que a Beth la trasladaran hacia una habitación privada en donde permanecería, por los siguientes 2 días, al cuidado de los médicos. Ya más entrada la noche, cuando pasó la agitación inicial, él logró cambiarse la ropa y alimentarse con una ración de las que hábilmente le hizo llegar su amigo.

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En un diván, cerca de la cama que ocupaba Beth, Mick permaneció sentado durante toda la noche. Ella durmió serenamente, ajena a todo a su alrededor. Su cabello dorado y en leve desorden, hacían el marco perfecto a su apacible rostro el cual mostraba algunos leves rasguños, su mano derecha, ya con vendas, descansaba sobre la almohada, justo debajo de su delicado mentón.

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Las horas pasaron tranquilas, el ritmo del latido del corazón de Beth y el de su respiración, eran relajantes para Mick, verla allí, tan segura y tan viva, fue algo realmente reconfortante. No tenía noción alguna del tiempo a su alrededor, sólo pudo darse cuenta cuando llegó la mañana al percibir los primeros rayos de sol que comenzaron a filtrarse por la ventana, haciendo que Beth se removiera un poco en la cama.

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-…Mick…- Susurró ella abriendo los ojos, lentamente - ¿qué hora es?-

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-Es temprano…- Respondió poniéndose en pie para caminar hasta la cama y luego sentarse a un lado, junto a su Beth - ¿cómo te sientes?-
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- Mejor… supongo- Se frotó los ojos con la mano izquierda y luego se quedó callada observándolo – ¿Estuviste aquí toda la noche?-

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- …Sí- asintió.

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- Debes estar cansado…-ella preguntó pero no hubo otra respuesta que la sonrisa de él seguida del característico levantamiento de una de sus cejas – ¡cierto!… ¡pregunta estúpida!...- se reprochó a sí misma y luego se inclinó un poco hacia él y le dio un beso en la mejilla –…No quiero saber cómo llegaste allí, ni quiero que me cuentes nada… sólo quiero que sepas que no sé qué decir acerca de todo esto…-
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-¡Beth!-
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- … Mira…- lo detuvo mientras él clavaba su mirada en un punto cualquiera sobre el colchón que le servía de asiento – Yo no sé qué se supone que debo decirte, luego de todo lo que hemos pasado juntos… no sé si quede alguna manera de explicarte lo que siento… lo que tú me haces sentir…-

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- No tienes que darme las gracias Beth…- susurró.

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- No te estoy dando las gracias… quiero decir… estoy agradecida porque salvaste mi vida… de nuevo…- tomó el rostro de él entre sus manos y lo obligó a mirarla – ya no sé ni cuantas veces lo has hecho durante toda mi vida…-

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- …Ese es el trabajo que se supone deben hacer los “Ángeles Guardianes”, ¿no?- le respondió haciéndola sonreír.

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- ¡Sí!… y eres MI ángel… ¿lo sabes?…-

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- Pero te he hecho tanto daño Beth…-
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- Y yo a ti…- colocó un dedo sobre sus labios para obligarlo a guardar silencio – ¡Escucha algo Mick St. John!…- Beth hizo una breve pausa para dejar que él lograra centrarse en sus palabras toda vez que ella notó la ansiedad que le produjo el contacto de su mano sobre sus labios – Anoche te vi con tu hijo… parecías el ser más orgulloso sobre el planeta…-

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Mick sujetó la mano de ella para evitar que lo persiguiera con su dedo, para hacerlo callar -¡Y lo soy!…- declaró inclinando su cabeza a un lado para poder hablarle. Luego, la miró frunciendo el ceño y volvió a acomodarse para apretar por sí mismo su boca en el dedo que quedó suspendido en el aire.
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- …Pero yo te pedí que nos dejaras… porque tenía miedo de tu rechazo…- suspiró desviando la mirada y encogiendo su cuerpo entre sus propios brazos.
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- ¡Hey!… - Ahora fue él quien hizo que ella le diera su atención – Yo nunca… nunca podría hacer algo así, Beth… ¿lo entiendes?-
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- Supongo…- respondió ampliando sus hermosos ojos azules y apretando un poco sus labios.

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- Beth… ya sabes cómo soy… creo que me conoces muy bien…- mientras él le explicaba, sintiendo algo de indecisión en su discurso, ella comenzó a “caminar” con un par de dedos… primero por el colchón. Luego por encima de la pierna de él, hasta llegar a una de las fuertes manos que descansaba sobre el cuerpo masculino- … ¿Entiendes que no todos nos sentimos a gusto exponiendo nuestros sentimientos sobre la mesa?…- Declaró dándose sobrada cuenta de cómo no podía negarse al gusto que le producía el contacto que ella le regalaba con un simple toque de manos.
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- …Pero todos soñamos con la manera de poder hacerlo…- Ella susurró incorporándose un poco más a la posición sentada -… Todos deberíamos... simplemente... encontrar a alguien con quien abrirnos lo suficiente… incluso sin tener que hablar… ¿no es así?-

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- ¿Y qué quieres que yo diga?-.

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- Necesito que me digas lo que quieres, Mick…-
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- Beth…- Susurró, hablando muy cerca de su rostro -¿Es tan difícil que te des cuenta?...-
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- Mick… - Suspiró ella - Realmente necesito escucharlo de ti…- Devolvió las palabras a susurros.

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- Estoy total… y completamente enamorado de ti…- Cerró los ojos – Te amo, Beth… Te amo… –

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Sus últimas palabras habían sido lo único necesario para completar el camino de un beso.
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Existen tantas noches como días, y cada una dura lo mismo que el día que viene después. Hasta la vida más feliz no se puede medir sin unos momentos de oscuridad, y la palabra "feliz" perdería todo sentido si no estuviese equilibrado por la tristeza.
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(Carl Jung)

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Pasaron las 48 horas que los médicos recomendaron para observar la evolución de Beth, y estaba claro, cada minuto que pasaba, ella se veía mejor que el anterior: Beth era una mujer valiente, de un espíritu indomable y una voluntad de acero. Ella y Mick se complementaban, en todos los sentidos imaginables, no sólo en el aspecto romántico de las palabras…

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- Ven aquí…- Beth llamó con sus manos a Elliot quien la miraba tímidamente desde un rincón del living del apartamento - ¿No vas a saludar a mamá?- le sonrió y el niño en respuesta echo a correr hasta que Beth lo alzó en sus brazos - ¿Quién es él?... ¿Lo sabes?- preguntó ella al niño mientras señalaba a Mick, quien apenas entraba al apartamento cargando las cosas que traían de la clínica.
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- ¡Paaaa pá…Paa pá!- Balbuceó las 2 sílabas que con un mínimo esfuerzo aprendió a decir hacía apenas 2 días.

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- ¡Muy bien! – le celebró Beth haciéndole cosquillas para hacerlo sonreír- ¿Quieres saludar a papi?- le preguntó mientras llevaba al niño a los brazos de su padre.

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-¡Paaaa pá!- Repitió Elliot apretando con sus pequeñas manos las mejillas de Mick, quien encantado lo levantó por encima de su cabeza para sacudirlo, haciendo al niño reírse a carcajadas… la sonrisa de su hijo… otra especie de melodía que le gustaba más, cada vez que podía escucharla…

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El amor de un ser a otro sólo puede ser el de dos soledades que se acercan, reconocen, protegen y consuelan.
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(Han Suyin)

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(Fin de la Parte III: Por ti... -o "Sin ti no valgo nada"-)

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PARA DARTE MI VIDA

Parte IV: Nosotros…
Por: Mrs. Hudson & Maky

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Quiero ser en tu vida algo más que un instante, algo más que una sombra y algo más que un afán, quiero ser para ti una huella imborrable, un recuerdo constante y una sola verdad: Palpitar en tus rezos con temor de abandono. Ser en todo y por todo complemento de ti. Una sed infinita de caricias y besos, pero no una costumbre de estar cerca de mí. Quiero ser en tu vida una pena de ausencia, un dolor de distancia y una eterna amistad. Algo más que una imagen de alguien que llegó, venciendo caminos… Quiero ser para ti ese que llega, se quede a tu lado y nunca se va. Ser el llanto en tus ojos y en tus labios la risa, ser el fin y el principio, las tinieblas y la luz, la tierra y el cielo… la vida y la muerte.

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Quiero ser para ti lo mismo que en mi vida has venido a ser tú.

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Anónimo

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Pasaron un par de semanas desde el incidente del Centro Comercial y ya Beth se había reincorporado a su trabajo en la oficina Fiscal. Mick estaba haciendo el esfuerzo por despertar más temprano para pasar a visitar a Elliot y compartir, a diario, un rato con él. Tenía que ser de ésta manera, ya que, por más ganas que tuviera, no existía alguna otra forma de ajustar mejor su itinerario. Ni su metabolismo ni sus rutinas podrían adaptarse de un todo a la conducta humana. Hasta ahora estaba resistiendo los desfases horarios con relativa calma, en razón de ganar un poco de espacio en la vida de su hijo.
*

Solía quedarse en el apartamento de Beth, durante todo el tiempo que ella le permitía permanecer… aún cuando el bebé se quedara dormido y no hubiese más remedio que meterlo a la cama… pero es que resultaba más que obvio… Mick sólo estaba intentando incluir en sus visitas al niño, el pasar más tiempo con la madre… eso apenas lo tomaba como un incentivo adicional…

*

- ¿Quieres algo para tomar?- preguntó Beth desde la isla de la cocina apenas Mick regresaba de meter a Elliot en su cuna.

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- ¡Nop!- respondió al mismo tiempo que negaba con la cabeza – Tengo que trabajar esta noche y si me ofreces algo como ese Vino…- le señaló la copa que ella tenía en su mano- …y luego comenzamos a hablar… - respiró profundo- ya sabes… lo difícil que me va a resultar irme de aquí… y tengo que hacerlo… realmente tengo que terminar una investigación…-
*

- ¿Esto no está funcionando muy bien para ti?… ¿no es así?- Pregunto Beth mientras él se apoyaba en la pared más cercana a donde estaba ella.
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- Defíneme “ESTO”-
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- Vamos Mick… que nos conocemos lo suficiente…- Suspiró Beth, apoyando la mejilla en una mano – Somos niños grandes… podemos hablar… ya sabes… de algunas cosas… no es nada nuevo…- Evitó al máximo la mirada de él a sabiendas que debía haberse ruborizado con la manera en que él la venía mirando.

*
- ¿En serio?…- Le respondió con una sonrisa, y aprovechando la embarazosa situación en que Beth había caído con un simple juego de palabras – ¿De qué cosas pudiéramos hablar… por ejemplo?… quiero decir… de forma hipotética… ¡¡¡claro está!!!-

*
- …¡Mick!- Volteó a mirarlo, toda vez que el vampiro se habia aprovechado de su velocidad para ponerse de pie muy cerca de ella... para seguir mortificándola – ¡Para de hacer eso!…- le exigió conociendo la manera en que había empezado a desviar su conversación con toda la mala intención de incomodarla – Eres un vampiro muy… ¡FEO!- lo empujó un poquito y soltó las primeras palabras que le vinieron a la mente… - No estoy refiriéndome a ESE tipo de cosas…- le hizo burlas con la lengua – sólo hablo de ESTO…tú pasando un rato con nosotros, como si fueras un extraño… es un poco incómodo e injusto…-

*
– Por eso te dije que definieras “ESTO”… - Le dio un guiño y tomó un sorbo de vino del que ella estaba tomando, después regresó a la mesa la única copa que había allí y la miró con picardía – Esta bueno… “ESTO”, ¿no?- Saboreo el vino en sus labios -…en serio Beth…¡Todo está bien como está!…-
*
–…”¿Todo está bien como ésta?” – Arrugó su nariz para enfatizar las palabras de él –…Esta no es exactamente la imagen que yo tenía al respecto- ahora fue ella quien tomó de la copa y repitió los gestos de él.

*
-¿Qué quieres decir?-

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-… No deberíamos, más bien, buscar cierta normalidad en nuestras vidas… quiero decir… en cualquier familia… si no hay impedimentos… todos viven bajo un solo techo-
*

-…Beth… si existen impedimentos… para empezar no tenemos una vida de “normalidad”-
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-… ¿Vas a empezar con eso?...-

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- ¡¿Qué?!-
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- Mick… podemos hacer que esto funcione para bien de los 3…- Se puso en pie y se acerco hasta él – Ya lo hicimos posible una vez –
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-Yo era totalmente humano…-
*

-¡No!…- movió su cabeza para destacar su desacuerdo- No hablo de cuando “HICIMOS” a nuestro hijo – le sonrió ella al darse cuenta de la forma en la que se había explicado – quiero decir… casi vivimos juntos por espacio de 2 meses antes que te fueras como loco detrás de Coraline… y para ese momento eras "totalmente vampiro"...-

*
- ¡No lo digas de esa manera!... -se cruzó de brazos- ¡Sabes que no me fui COMO LOCO detrás de Coraline!… sólo quería encontrar una solución…- le aclaró.

*
- … Ok... Como tú digas…- Declaro provocándolo y en espera de respuestas.

*

(Mick) Me encantaba la manera en que me reñía, sabía que ella tenía razón, era molesto para mí el tener que hacer esto día con día, pero se trataba de un pequeño esfuerzo para obtener un gran premio: Su compañía y la de nuestro hijo… Su presencia en mi mundo era lo que hacía que todo valiera la pena…

*

- ¿Qué quieres que diga, Beth?- Preguntó el de manera directa.

*
- ¡Quiero que admitas que quieres tanto como yo que todos podamos vivir bajo el mismo techo!… ¡Vamos!... ¿no es tan difícil Mick St. John?…- Lo enfrentó con una mirada directa y colocando sus manos en la cadera.

*
- ¡Y si digo que sí!… que estoy rogándole al cielo que te vuelvas loca y me pidas a gritos que te deje venir a vivir conmigo…- soltó sus palabras sin pensar.

*
Beth se quedó sin palabras y sin poder pestañear... poco a poco fue abriendo su boca sin lograr articular ni media palabra.

*
-Está bien…Está bien… ya lo dije… ¡¿contenta ahora?!-la interrogó.

*
-…Mick…- balbuceó ella, sin lograr una palabra más.
*

- No es justo sabes… me haces hablar y luego, te quedas callada…- Dio 2 pasos adelante y la miró con ternura – ¡¿No tienes algo que decir… al respecto?!- Frunció el entrecejo y se inclinó un poco para lograr equilibrar su estatura con la de ella.

*
- No sé qué decir…- admitió ella.

*
- Por lo menos creo que merezco escuchar lo que sientes… llevo 26 años cerca de ti… he perdido la cuenta de cuantas veces te he dicho que Te amo…-
*
-¡Todas las veces ha sido bajo presión!…- Aclaró ella empezando a relajarse.

*
-¡Eso no cuenta!…- Replicó- Lo que cuenta es que lo he dicho y punto… ¡y que quede registrado para la posteridad!...- le señaló la nariz con su dedo índice - Hasta ahora tú nunca me has dicho si sientes lo mismo que yo- levantó su cara y la miró de reojo – Y me acusas de quedarme guardada las cosas…-

*
- ¡¿Qué quieres escuchar… vanidoso?-
*

- Ya te dije… y sabes que soy un hombre de pocas palabras…- Se dio la vuelta para buscar su chaqueta ya pensando en marcharse.
*

- ¡¿Quieres que te diga que te amo?!…- Le susurró abrazándolo por la espalda cuando estaba inclinado sobre el sofá recogiendo sus cosas.

*
- ¡¡¡¿Cómo dices?!!!… creo que no escuche bien…- Fingió sordera.
*

- Ya lo dije… y sé que escuchaste bien…ya sabes… los vampiros son muy malos mentirosos… - Él soltó una carcajada y volteó para darle un abrazo… es que no hacía falta una sola palabra más entre ellos, ya todo estaba dicho.

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El amor es espontáneo y anhela expresarse a través de la alegría, de la belleza, de la sinceridad, de las lágrimas incluso. El amor vive el instante; no se pierde en el año pasado ni ansía el mañana. ¡Amor es AQUÍ y AHORA!"
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Leo Buscaglia

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(Fin de la Parte IV: Nosotros…)

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PARA DARTE MI VIDA

Parte V: SIN FINAL FELIZ...

Por: Mrs. Hudson & Maky

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El amor no es ciego, sino soñador; contempla el corazón mismo del ser amado y ve al yo auténtico detrás y en medio de sus flaquezas y defectos.

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(Andras Angyal)

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Mick examinó con cuidado el lugar donde había pasado las 3 últimas horas de la madrugada que empezaba a romperse con la alborada. Toda su ropa yacía de forma desordenada por el piso de la habitación… y en el extremo más alejado a donde él se encontraba… la suavidad de las sábanas y el estimulante latido del corazón de aquella mujer recostada a su lado terminaban por llenar sus sentidos. En la improvisada habitación contigua, el latido de un segundo corazón era el que lograba dibujar la sonrisa que iluminaba su rostro. Aquella noche que terminaba, era la primera que pasaban viviendo como una verdadera familia.

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Ese sábado Beth no tenía que trabajar, de manera que era el mejor día para empezar su nueva vida juntos. Habían pasado la noche hablando, organizando algunas cosas, desempeñando su rol de padres y luego, el de devotos amantes… Él estaba retrasando un poco el abandonar la cama para ir meterse un rato en su congelador… sólo a la espera de verla despertar.

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(Mick) ¿Quien iba a pensar que después de unos cuantos años iba a poder despertar junto a MI Beth, en la misma cama y enamorado como nunca?

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- ¡Hey!- le dijo ella al tiempo que levantaba una mano para llevarla hasta el rostro de él, quien la miraba de reojo…- Buenos días príncipe azul…- Deslizó un dedo suavemente por todo su perfil.

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- ¡Hey! – Capturó con su mano la de ella y asentó un beso en el dedo.

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- ¿Qué piensas?- Se apretó sobre el pecho de él y le dio un suave beso en la mejilla, al tiempo que él la rodeaba con sus brazos.
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- En lo increíble de esto…- La miró encantado con una sonrisa casi infantil en sus labios- Conocerte, enamorarme de ti, que estés junto a mí… que vivas ahora conmigo… y hacerte el amor cada día… es lo mejor que me ha sucedido nunca- le dio un beso en la punta de la nariz -… ¿sabías que tenemos un hijo?... y es nuestro… y es perfecto…-
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-Uuh…uh…- asintió ella – el amor hace todo perfecto…-

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Mick se empujó contra ella intentando animarla a revivir el incidente previo que dejó la habitación en el desorden en que se encontraba, pero definitivamente, Elliot tenía otros planes.

*

- ¡Mick!… ¡Mick!…- susurró Beth rompiendo el beso que desconectaba a su compañero de la realidad – Elliot despertó… ¡está llorando!…- Mick se incorporó apoyándose sobre sus codos, aunque permanecía aún por encima de Beth.
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- Lo siento…- la miró con profunda sinceridad en sus ojos -… Estaba en otro planeta y no lo escuché…- completó antes de ponerse de pie y agarrar el pantalón de una de sus pijamas para vestirse y salir del cuarto a buscar a su hijo, mientras daba tiempo a Beth de vestirse también.

*
Unos pocos minutos después volvió con Elliot en brazos, a quien ya le había mudado su pañal. El niño estaba gruñón y se frotaba los ojitos con las manos, pero definitivamente no iba a dejar a papá y mamá continuar con sus propios planes, él estaba decidido a dormir en la cama, junto con los 2.

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Resignados a los caprichos de su hijo, lo acomodaron en el medio de la cama y se quedaron un rato más... los 3 juntos. Mick había renunciado a irse al congelador, por lo menos iba a rehusarse por unas horas más, él no quería privarse de aquella imagen: Los 3 metidos en la misma cama… esto era un sueño… SU sueño… uno que se había convertido en algo real…

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El amor verdadero hace milagros, porque el mismo es ya el mayor milagro.

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(Amado Nervo)

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Unos meses después, vendría para ellos la primera navidad juntos. Beth tenía una gran ilusión por esas fechas tan especiales, su vida siempre fue muy solitaria pero ahora su mundo estaba lleno de motivos que traían inmensas alegrías.

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El día de navidad Beth despertó sola en la cama, ya se había acostumbrado a despertar junto a su compañero, quien hacía hasta lo imposible por conseguir unas horas que les permitían compartir momentos de necesaria intimidad. Su vida juntos era de una constante comunión entre pensamientos, acciones, sentimientos, aspiraciones, alma, cuerpo y corazón… Cuando estaban juntos el mundo perdía importancia, resumiéndose en el encuentro de ellos 2… Por otro lado, la relación con su hijo, era como un vínculo indestructible que se fortalecía con el paso de los días… había días buenos y mejores, pero definitivamente, si estaban juntos, nunca más existirían los días malos…
*

Absorta en sus pensamientos, escuchó a lo lejos la risa de su hijo y la conversación que su padre sostenía con él… sonrió para sí misma al darse cuenta de la razón por la cual estaba en la cama sin Mick, de seguro Elliot había despertado y él se levantó para atenderlo… y es que ellos congeniaban tanto que no había duda de aquel dicho: “De tal palo, tal astilla”… era hermoso verlos juntos y era maravilloso saber que Mick por fin estaba feliz… realmente feliz… No había palabras para definir sus emociones…

*
Tomando un respiro, se dio un estirón y dejó a un lado las sábanas, se acercó a su closet y sacó un camisón de seda con el cual se vistió antes de asomarse al pasillo en la dirección que percibía el par de dulces voces.

*
- ¡¡¡Hey… Feliz Navidad!!!- sonrió Beth desde la puerta de la habitación mientras contemplaba a sus 2 “hombres” jugando en el pasillo.

*
- ¡¡¡Mami!!!- gritó Elliot antes de lanzarse en una carrera a los brazos de ella.
*

- Feliz Navidad…- devolvió Mick poniéndose en pie para acercarse – estas hermosa-
*

- En serio- le dio un guiño.
*

- Absolutamente – le acarició él la piel al deslizar su mano por la cintura antes de estrecharla en un abrazo - … ¿quiero preguntarte algo?...-

*
- ¿Qué? – lo miró inquisitivamente antes de evadir los ojos oscuros que la miraban profundo.
*

- ¿Por qué no te quedaste conmigo luego del tiroteo en New York?-
*

- Me quedé… estuve a tu lado todo el tiempo, hasta que tuve que volver a nuestro hijo… ya lo hemos hablado Mick St. John…- explicó regresando a los ojos de él.

*
- … Digo… cuando vinimos a ésta ciudad…-
*

- Mick… tenías que entenderlo tú… tenías que querer seguir vivo por ti mismo… tenías que buscar la razón dentro de ti… si venía contigo iba a hacer trampa…-
*

- ¿Pero cómo encontrar una razón sin ti Beth?…-

*
- La encontraste… estás aquí…-
*

- La razón por la que me quedé fuiste tú…- le dio un beso en la frente – escuche tus palabras, yo siempre supe que la que escuche era tu voz, solo que Josef nunca lo admitió…-
*

- Josef sabe que la razón se compone de verdades que deben decirse y verdades que deben callarse…- lo apretó más estrecho manteniendo a su hijo entre los 2 – El amor entre tú y yo no podía continuar siendo un juego que 2 ciegos juegan usando espadas de verdad…probablemente, si en vez del amor nos unía el miedo íbamos a continuar haciéndonos daño…-

*

(Beth) Si alguien descubre lo que quiere para sí mismo logró reunir todas las condiciones para hacer que se cumpla su sueño, solo basta perderle el miedo a las equivocaciones, a los fracasos y a la opinión de los demás, para luego encontrar el valor de arriesgarlo todo para transformar su existencia en una experiencia de búsquedas y encuentros… los verdaderos supervivientes jamás serán víctimas de sus verdugos, porque son capaces de mantener lo más importante del mundo: La alegría soñar que algún día nuestros sueños se harán realidad.

*

- Mick… quiero decirte que he tomado una decisión… pero mi decisión depende de lo que pienses al respecto…- Empezó a hablar Beth, dedicándole una mirada serena a los ojos verdes de su compañero.

*
- ¿Qué decidiste?- preguntó él tomando de regreso a sus brazos a Elliot e instando a Beth a caminar con ellos escaleras abajo, toda vez que colocó su brazo por encima de los hombros de su compañera.

*
- Quiero unirme a tu mundo…- Declaró sin dilaciones logrando que él detuviera su paso a mitad de la escalera y la dejara un escalón por encima de él con lo cual se emparejarían sus ojos en altura.

*
- ¿Lo quieres hacer ya?- la interrogó con una serenidad en la voz que no dejaba dudas en Beth sobre el consentimiento que él hacía sobre su determinación.

*
- ¿Estás de acuerdo?- Dijo con los ojos azules llenos de asombro e ilusión.
*

- En el fondo siempre supe que tarde o temprano ibas a decirme esto… sólo estaba esperando que llegara ese día… estoy seguro que ninguna cosa que pueda alegar te podrá convencer de lo contrario…- explicó sin rodeos y con una sonrisa que valía por mil palabras – Si te pierdo… por el paso de los años… tal vez tendría que continuar en éste mundo… pero mi mundo quedaría vacío- se inclinó sobre ella y la besó levemente en los labios – Mi inmortalidad me dejaría atrapado aquí si tú te vas, por eso sólo mantenía la esperanza que algún día vieras esta realidad… mi realidad… y tomarás por ti misma ésta decisión… no puedo ser tan egoísta como para negarme a ello… ni tampoco podía ser tan egoísta como para forzarte… parece una contradicción, pero es verdad…-
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-Te entiendo…- Susurró ella acariciándolo.
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- Entonces… ¿tiene que ser hoy?...-
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-No…- susurró ella – esperaremos 2 años más a partir de hoy para que Elliot esté más crecidito y podamos dejarlo al cuidado de alguien mientras tú me enseñas lo que debo aprender de todo esto…-
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-Bien…- asintió él…
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- Pero no puede ser más de eso… no quiero que mi chico tenga una compañera que vaya a parecer su hermana mayor- se mordió la uña con un gesto de timidez que lo hizo reír a carcajadas.

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- ¡Entonces tenemos un plan!-

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- Sabes que yo si hago mis planes “A” y “B”- se burló de él.
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- ¡Ok!... ya me regañaste…- la tomó de la mano y descendieron escaleras abajo – yo también he tomado una decisión… no se si la tomé hace más tiempo que tú… pero definitivamente, estaba condicionada a ésta decisión que ya tomaste – explicó él dejándola en el mueble de la sala y liberando a Elliot en el suelo para que corriera a jugar con sus juguetes nuevos.
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- A ver… ¿y qué será eso?- preguntó ella abrazando una de sus piernas mientras Mick se acomodó en la alfombra, junto a ella, apoyando su cabeza en el regazo de la rubia. Por unos instantes hubo silencio, ya que ambos se quedaron extasiados mirando a su hijo jugando debajo del árbol de navidad bellamente decorado a un lado de la escalera… luego de unos segundos Mick levantó la mirada buscando los ojos de Beth y le dio una sonrisa - ¿Qué?- preguntó ella.
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- ¿Quieres ser mi esposa?-
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-… ¿Hace falta que te responda a eso?- Contestó fingiendo indiferencia y concentrando su mirada en el pequeño niño a unos metros de ambos.
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- Se supone que sea así…- Mick levantó sus brazos para tumbarla del mueble y atraparla en un abrazo.- Se supone que debes ponerte de rodillas y traer un anillo con un hermoso diamante…-

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- … ¿Y MI Beth del siglo 21 necesita de ese protocolo?- arrugó su nariz y la beso en el cuello.
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- No lo creo… pero no podemos negar que es una idea tentadora…-
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- Entonces… ¿cómo quieres hacer esto?…-
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- Las personas lo llaman “Com-pro-mi-so”…-

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-Ok… estamos comprometidos… eres mi prometida y yo tu prometido…- se burlaba de ella con descaro.
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-¡Mick!… ya vivimos juntos… y tenemos un hijo… - señaló a Elliot quien estaba ajeno a sus padres, totalmente concentrado en su juego -...¡suenas tan cursi!… ¡¡¡eres todo un viejo y anticuado!!!- se rió a carcajadas de él.

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- ¡No digas eso!... ¡¡¡me siento muy extraño cuando hablas así!!!- le advirtió mordiéndola en un dedo (literalmente).

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El amor verdadero no tiene final feliz... El amor verdadero, simplemente: NO tiene final.
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(Anónimo)

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(Fin de la Parte V: Sin final feliz)

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Notas Finales

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(*) Referencia de Josef sobre “Butch Cassidy and the Sundance Kid”... está inspirada en la entrevista a JD, durante el rodaje del episodio Fated to Pretend, donde el actor que interpreta a Josef (Jason Dohring) hace referencia a éste Film al hablar acerca de las escenas de acción en la serie Moonlight... Aqui les colocamos la entrevista para que vean con sus propios ojos nuestra fuente de inspiracion:

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Esta parte V "Sin final Feliz" del Título V/V de Decisiones ("Para darte mi vida") esta directamente relacionada con Navidad en New York. Asimismo, todo el Título V (Para darte mi vida) Tiene su origen en los títulos que le han precedido, y muestra de ello es su relación directa con Decisiones (Titulo I/V) y Navidad en New York (Título II/V).El dialogo con el cual abre es un fragmento de Decisiones y el cierre está directamente extraído de Navidad en New York... Esta es nuestra manera de enlazar por completo cada una de nuestras historias...
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Agradecimientos
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A quienes nos han apoyado en el proyecto y nos han inspirado a culminarlo.
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A Edgar, nuestro maravilloso primo que nos ayudó a imaginar la escena de Beth en el Centro Comercial, aportándonos sus impresiones (El es un pediatra que adoramos!!!)
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Ahora que ya terminamos... solo resta pedirles que nos hagan llegar sus comentarios... y bueno... dejamos la puerta abierta para cualquier sugerencia.

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..::**M&M**::..

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